Costumbre de ahorrar

[asteroid]

Sin plata debajo del colchón : los argentinos perdieron la costumbre familiar de ahorrar

Un estudio revela que en la actualidad sólo dos de cada diez familias en Argentina tienen capacidad de ahorro.

La costumbre de guardar plata debajo del colchón se perdió debido a la inflación, las confiscaciones bancarias y los bajos ingresos.

Según un estudio de la Fundación Mercado, los argentinos ahorran mucho menos hoy que hace treinta años y prefieran volcar sus ingresos al consumo: sólo dos de cada diez familias guardan actualmente una parte de su salario.

Dardo Ferrer, presidente de la fundación que elaboró el informe, destacó que, aunque en todo 2007 se ve una recuperación de la capacidad de ahorro de las familias, respecto de 2006, la cifra aún es pobre. “Hay un nivel de ahorro que no es suficiente para financiar la inversión que se necesita para crecer a mediano y largo plazo”, comentó el economista.

Si bien es cierto que la costumbre de destinar parte del salario a las alcancías comenzó a recuperarse luego de la crisis de 2001 y alcanzó su pico en agosto del año pasado, no lo es menos que aún no alcanza el nivel del último año de la década del noventa, cuando el 29,9% de las familias ahorraba, informa hoy el diario La Nación.

El economista jefe de Orlando Ferreres y Asociados, Fausto Spotorno, coincidió en que la recuperación que se observa no es suficiente. “Vemos que hay una mejora en la capacidad de ahorro de las familias, pero igual el porcentaje sigue siendo muy bajo”, señaló.

Los sectores que primero se recuperaron –que son los que levantan la estadística en el informe– fueron los medios y altos. “Ahora, cualquier aumento en el índice de familias que ahorran vendrá de la mano de los sectores bajos, que son los que tienen que repuntar”, dijo Ferrer.

Sin embargo, Camilo Tiscornia, economista del estudio Castiglioni y Tiscornia, no ve muchas posibilidades de que eso ocurra. “Es difícil que se acoplen los sectores bajos, porque los salarios van a empezar a crecer más lentamente y eso le va a restar capacidad para ahorrar al que depende de su sueldo. Estos sectores gastan lo que ganan para consumir y cualquiera que tenga un sobrante lo que hace es comprar algo rápido”, dijo.

El estudio testea la capacidad de las familias para guardar parte de su salario y qué porción de esos ingresos destinan para tal fin. Según este relevamiento, los porcentajes varían de acuerdo con cada sector, pero el promedio es de un 13 por ciento.

En tanto, en el mundo no existe una estimación similar de la capacidad de ahorro de las familias, pero puede hacerse una comparación del grado de ahorro respecto del producto bruto interno (PBI). Mientras que en China y la India esa cifra es del 30 y 29%, respectivamente, en la Argentina es del 20 por ciento.

Cuando se le pregunta a la gente para qué reserva parte de lo que gana, el 38,6% responde “para contingencias”; el 14,7%, “para educación”; el 12%, “para dejar herencia”; el 10,9, “por costumbre”; el 9,4, “para la compra de inmuebles”; el 6,9%, “para comprar bienes durables”; el 3,8%, “para vacaciones”, y el 3,6%, “como resguardo para cuando llegue a la vejez”.

El bajo patrón de ahorro que se registra en la Argentina tiene causas coyunturales, como la inflación, e históricas, como las devaluaciones y las repetidas confiscaciones que tuvieron lugar en el país.

Domingo 13 de Enero de 2008

www.minutouno.com/1/hoy/article/65645-Sin-plata-debajo-del-colchón--los-argentinos-perdieron-la-costumbre-familiar-de-ahorrar/

[asteroid]

Escenario

Sólo dos de cada diez familias ahorran


Las expectativas inflacionarias y la larga historia de devaluaciones y confiscaciones de depósitos que se produjeron en el país llevaron a que, actualmente, se guarde menos dinero “debajo del colchón” que hace treinta años

Una larga historia de inflación, devaluaciones y confiscaciones de depósitos hizo que los argentinos ahorren mucho menos hoy que hace treinta años y que prefieran volcar sus ingresos al consumo: sólo dos de cada diez familias guardan actualmente una parte de su salario bajo el colchón.

Según un estudio de la Fundación Mercado, el ahorro privado en la Argentina todavía está muy lejos de alcanzar el nivel que se necesita para mantener el actual ritmo de crecimiento económico.

Dardo Ferrer, presidente de la fundación que elaboró el informe, destacó que, aunque en todo 2007 se ve una recuperación de la capacidad de ahorro de las familias, respecto de 2006, la cifra aún es pobre. “Hay un nivel de ahorro que no es suficiente para financiar la inversión que se necesita para crecer a mediano y largo plazo”, comentó el economista.

Así, si bien es cierto que la costumbre familiar de destinar parte del salario a las alcancías comenzó a recuperarse luego de la crisis de 2001 y alcanzó su pico en agosto del año pasado, no lo es menos que aún no alcanza el nivel del último año de la década del noventa, cuando el 29,9% de las familias ahorraba.

El economista jefe de Orlando Ferreres y Asociados, Fausto Spotorno, coincidió en que la recuperación que se observa no es suficiente. “Vemos que hay una mejora en la capacidad de ahorro de las familias, pero igual el porcentaje sigue siendo muy bajo”, señaló.

Luego de la crisis de 2001 se observa que el ahorro cayó hasta sus niveles más bajos. Así, en 2002 sólo el 3,2% de las familias ahorraban; en 2003, el 3,4%; en 2004, el 2,9%; en 2005, el 3,2%, y en 2006, el 6,2 por ciento. En los primeros años de la recesión, a fines de los noventa, la gente bajó el consumo, porque veía que caían sus ingresos, y trató de ahorrar un poco, como precaución. Pero en lo peor de la crisis, sólo pudo gastar en consumir lo mínimo indispensable y tuvo que olvidarse por completo del ahorro.

Los sectores que primero se recuperaron –que son los que levantan la estadística en el informe– fueron los medios y altos. “Ahora, cualquier aumento en el índice de familias que ahorran vendrá de la mano de los sectores bajos, que son los que tienen que repuntar”, dijo Ferrer.

Sin embargo, Camilo Tiscornia, economista del estudio Castiglioni y Tiscornia, no ve muchas posibilidades de que eso ocurra. “Es difícil que se acoplen los sectores bajos, porque los salarios van a empezar a crecer más lentamente y eso le va a restar capacidad para ahorrar al que depende de su sueldo. Estos sectores gastan lo que ganan para consumir y cualquiera que tenga un sobrante lo que hace es comprar algo rápido”, dijo.

El estudio no refleja cuál es el monto total que se ahorra en la Argentina, sino que testea la capacidad de las familias para guardar parte de su salario y qué porción de esos ingresos destinan para tal fin. Según este relevamiento, los porcentajes varían de acuerdo con cada sector, pero el promedio es de un 13 por ciento.

En tanto, en el mundo no existe una estimación similar de la capacidad de ahorro de las familias, pero puede hacerse una comparación del grado de ahorro respecto del producto bruto interno (PBI). Mientras que en China y la India esa cifra es del 30 y 29%, respectivamente, en la Argentina es del 20 por ciento.

Pero ¿en qué ahorran los argentinos y para qué lo hacen? El trabajo de la Fundación Mercado consigna que un 43% deja su dinero en caja de ahorro, un 31% lo tiene fuera del sistema (dólares, dinero guardado “debajo del colchón”, entre otros), un 10,7 opta por un plazo fijo, un 5,4% abre una cuenta corriente, un 3,5% invierte en valores (títulos, acciones) y apenas un 0,4% elige algún fondo de inversión o compra bienes de reserva.

Según los especialistas, gran parte de los asalariados hoy están bancarizados, por eso un alto porcentaje opta por la caja de ahorro por “inercia”, porque les resulta más cómodo. Además, según comentó Tiscornia, no son muchas las alternativas rentables que se les presentan y por eso terminan dejando parte de su salario donde se lo depositan sus empleadores. “El menú de posibilidades se agota cada vez más, porque hay una tasa de interés menor que la inflación real. Entonces, ahorrás y perdés”, concluyó.

Muchos eligen las cajas de ahorro porque permiten contar con mayor liquidez que un plazo fijo. En tanto, la compra de inmuebles y la inversión en valores se descartan porque requieren mayor conocimiento o demandan el asesoramiento de un especialista. Además, el ahorro en viviendas, que antes se hacía mediante la compra directa de la propiedad, ahora se realiza por medio de otros instrumentos, como los fideicomisos inmobiliarios.

Para Spotorno, también se ven muchos ahorristas que se deciden por la compra de alguna moneda extranjera. “Pueden ser dólares, euros o reales”, especificó. Y agregó que en el último semestre aumentó el ahorro externo porque la crisis hipotecaria en los Estados Unidos provocó una salida de capitales y porque las expectativas inflacionarias llevaron a que las tasas reales de interés se tornaran negativas.

Cuando se le pregunta a la gente para qué reserva parte de lo que gana, el 38,6% responde “para contingencias”; el 14,7%, “para educación”; el 12%, “para dejar herencia”; el 10,9, “por costumbre”; el 9,4, “para la compra de inmuebles”; el 6,9%, “para comprar bienes durables”; el 3,8%, “para vacaciones”, y el 3,6%, “como resguardo para cuando llegue a la vejez”.

El bajo patrón de ahorro que se registra en la Argentina tiene causas coyunturales, como la inflación, e históricas, como las devaluaciones y las repetidas confiscaciones que tuvieron lugar en el país.

Para Secco, la desconfianza comenzó en la década del cuarenta. "En ese momento, la forma de ahorrar era comprar departamentos y ponerlos en alquiler. [El presidente Juan Domingo] Perón perjudicó a todos esos ahorristas, con la ley de alquileres, y afectó su confianza para el futuro."

Según relató, después vino el Plan Bonex, a fines de los ochenta; el corralito, en 2001, y la devaluación y la pesificación asimétrica, en 2002. "Eso pesa en la memoria colectiva de los argentinos", subrayó el economista.

La familia Rivoira encarna uno de los tantos casos en los que las lecciones del pasado dejaron su huella. El último golpe se lo asestaron cuando su plazo fijo en dólares, que casi les alcanzaba para comprar el departamento que sus hijos ocuparían mientras estudiaran en la universidad, quedó reducido a migajas. Devaluación mediante, los 50.000 dólares reducidos a pesos habían perdido su poder adquisitivo.

"Siempre tuve la cultura del ahorro, pero ya me cansé. En este país, lo que se guarda se pierde", comentó Carmen, la mujer de la casa. Y acotó: "Ahora optamos por gastar en vivir mejor. Se guarda lo mínimo, por si hay una contingencia".

El efecto de la inflación

En tanto, sobre los efectos negativos de la inflación sobre la capacidad de ahorro, Tiscornia sostuvo que en cualquier contexto de suba sostenida de los precios la gente se ve desalentada a conservar parte de sus ingresos, porque se da cuenta de que cuanto más demore en desprenderse de ellos, más poder adquisitivo perderá.

Dado el bajo nivel de ahorro familiar, los analistas consultados coinciden en que definitivamente el país deberá apoyarse en otros pilares para financiar las inversiones que requiere el actual ritmo de crecimiento de la economía o para tapar los baches que existen en algunos sectores, como el energético.

Para el economista Luis Secco, la insuficiencia de ahorro trae como consecuencia una menor inversión. "China y la India invierten más que nosotros porque ahorran más. Si ahorrás poco, invertís poco. A menos que el mundo te financie", explicó. Y agregó: "Para invertir más allá de los 23 puntos del PBI, que es lo que hay actualmente, hay que conseguir financiamiento externo o generar condiciones para que haya un mayor ahorro".

Por su parte, Ferrer opinó que sería conveniente incentivar el ahorro, porque hoy no hay financiamiento externo y el superávit del sector público va camino de agotarse.

Pero ésa no parece ser la intención del actual gobierno, que lleva adelante un modelo económico que fogonea el consumo como motor del crecimiento. En este sentido, tener una tasa de interés por debajo de la inflación va en contra del ahorro.

Según Secco, por ahora el Gobierno se decidió por el resultado a corto plazo. El 80% del crecimiento del PBI que se produjo en 2006 y 2007 se explica por el aumento del consumo. "Es obvio que eso va en detrimento del ahorro", añadió.

¿Qué pasará de ahora en más? La evolución del empleo, el ajuste de los salarios y el índice de inflación real, muy superior al que informa el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), serán determinantes.

"Si llega a continuar la actual sensación acerca de que la inflación real es mayor que la que indica el Indec, lo que va a suceder es que la gente se va a volcar al consumo y ahorrará cada vez menos", opinó Ferrer, que estimó como muy difícil que la cifra de hogares que ahorran supere al actual 19,8 por ciento.

Para muchos, además, habrá que esperar para ver qué sucede con los ajustes salariales, ya que mayores ingresos también podrían modificar el escenario. "Es cierto que la inflación reduce la capacidad de ahorro, pero no puedo afirmar que influya más que los aumentos salariales. Hay que esperar a qué acuerdan este año en materia de sueldos los sindicatos y las empresas", destacó Spotorno.

Mientras tanto, los empresarios argentinos admitieron en privado que están dispuestos a otorgar, en promedio, subas salariales del 20% para este año. Aunque sólo el 10% de las empresas comenzó la negociación, los responsables de las compañías ya anticipan que recibirán demandas de los sindicatos por aumentos del 23,1% en promedio.

Cualquiera de estos porcentajes está muy por encima de la inflación oficial de 8,5%, que el Indec reconoció para 2007, y del 7,7% que el Gobierno previó en el presupuesto 2008; pero sí se sitúa a la altura del aumento del costo de vida estimado por varios analistas privados, que lo ubican cercano al 20 por ciento.

"La gente de menores salarios va a estar complicada y casi todos sus ingresos van a estar destinados a mantener su nivel de vida; por lo que cabe esperar que el ahorro se degrade", concluyó Tiscornia.

La secuencia mensual del ahorro de las familias en el nivel nacional muestra su pico máximo en agosto de 2007, cuando alcanza el 20,7%; pero luego baja un poco, hasta situarse en 19,1%, y vuelve a subir hasta el 19% en diciembre.

Ferrer explicó que se podría decir que el ahorro se encuentra estabilizado después de agosto debido a un cambio de tendencia, influenciado por altos niveles de consumo en el mismo período.

Es decir que el comportamiento general estaría determinando que las familias, en un contexto de aumentos generalizados de precios y con expectativas de inflación superiores a los índices oficiales, optan por aumentar el consumo en detrimento de mantener saldos ahorrados, que se erosionan con la inflación.

"Es una tendencia incipiente, no puede decirse que sea la constante en 2008, porque dependerá en gran medida de la evolución de ingresos, la inflación y la percepción de empleo, que son las variables que influyen en las expectativas de las familias", aclaró Ferrer, que no espera, de todos modos, un cambio drástico en el nivel de ahorro en los próximos meses.

Por Carlos Manzoni
De la Redacción de LA NACION

Mejor que en los 90 en el sector público

Pese al dato negativo sobre la proporción de familias que guardan parte de sus ingresos, el monto total de ahorro en la Argentina es mayor hoy que en la década del 90 y principios de este siglo, debido a que en la mayoría de esos años se importaba más de lo que se exportaba. Es decir que hoy la suma del ahorro privado y del público da un mejor resultado que hace 10 años.

En 2001 el ahorro nacional bruto en moneda corriente fue de 38.200 millones de pesos (52.000 del sector privado y un déficit de 13.800 del sector público), mientras que en 2006 el ahorro fue de 172.900 millones de pesos (139.500 del sector privado y 33.400 del sector público).

No obstante, según los analistas consultados, esta situación comenzará a revertirse. Para Camilo Tiscornia, economista del estudio Castiglioni y Tiscornia, tanto el sector público como el privado comenzaron a desahorrar. “Por un lado, el aumento de las importaciones y del gasto hará que se achique el superávit y, por el otro, el deterioro del salario influirá para que las familias ahorren menos, ya que deberán destinar todo lo que ganan al consumo”, explicó el economista.

Link corto: www.lanacion.com.ar/978458