Post by asteroid on Jan 4, 2008 14:24:00 GMT -3
Leer por placer, tarea para los docentes
Un supervisor ya retirado siempre cuenta que cuando recorría las escuelas le gustaba conversar con las maestras y en ese diálogo preguntarles qué habían leído en el último tiempo. La respuesta más habitual se refería a nombres de libros relacionados con la profesión.
En realidad, la anécdota sirve para reflejar la afirmación desprendida de un estudio del sociólogo Emilio Tenti Fanfani y divulgado en su libro "La condición docente" (Siglo XXI) que revela que "los educadores que leen en forma habitual literatura de ficción en la Argentina no superan el 20 %".
El dato no es para pasarlo por alto, porque como bien dice Tenti "la lectura es una forma tradicional de acceso a determinadas formas de cultura" y "la profesión docente se nutre de distintas fuentes y tipos de conocimientos".
Y aunque esto es conocido entre los maestros y profesores, quizás por la vocación, quizás por mostrar preocupación por la formación o bien por no animarse al disfrute personal y anteponer un fin utilitario a la lectura, el género preferido de los docentes es el de pedagogía y educación, en especial en los maestros de escuela primaria y los más jóvenes.
En el mismo estudio del educador argentino, difundido el año pasado, un capítulo se destina a analizar los consumos culturales de los docentes; allí se indica que luego de los textos relacionados con la profesión siguen —en menor cuantía— los de ficción y la historia, los libros de autoayuda, las biografías y los ensayos de ciencias sociales.
Si bien el factor económico es decisivo a la hora de comprar libros, el estudio también advierte que "menos de un tercio de los docentes utiliza el servicio de las bibliotecas". Igual la compra de libros depende del nivel socioeconómico de los docentes, aunque este dato —dice el estudio— se asocia con la posibilidad de leer habitualmente literatura de ficción. En tanto que son los menos privilegiados en materia de ingresos los que utilizan más las bibliotecas.
Interés profesional
Según Tenti, la inclinación de los docentes hacia los libros de didáctica y pedagogía puede ser vista como una ventaja en la medida en que es un indicador del interés por su mejoramiento profesional. Sin embargo, "también delata un desinterés por las actividades más directamente asociadas con lo que se entiende «la cultura» culta, en especial aquella relacionada con las artes clásicas".
Para el sociólogo, es necesario dar un debate acerca de una política cultural para los docentes. En este sentido, hace poco se anunció que el Ministerio de Educación provincial trabaja con el área de Cultura en la confección de una "tarjeta maestro", que facilite a los docentes el acceso al cine, a las nuevas tecnologías y a la compra de libros.
Primero lo personal
La escritora santafesina Beatriz Actis es una especialista en la formación de los educadores, en particular en lo relativo a las cuestiones lectoras, tema sobre el cual ha publicado varios libros y artículos. Afirma que la no lectura de los docentes "marca la tendencia general que se da en la sociedad".
También coincide en que cuando leen "lo hacen con un criterio funcional, por eso la respuesta más habitual es «para el aula»". Por lo general la respuesta evidencia más una elección relacionada con el trabajo o la aplicación inmediata que con el disfrute personal que habilitan las buenas piezas literarias.
El problema —advierte Actis— es que si el maestro o profesor no se forma como lector seguro tendrá menos criterios de selección de buenos libros para sus alumnos; es decir, no podrá hacer correctamente la transferencia por no ser lector. Como lo advierte la frase tan escuchada de que "no se puede transmitir el disfrute por un libro si no se lo leyó".
Sobre este aspecto, hay acuerdos en los especialistas en que la cultura escolar es heredera de la cultura letrada, por lo que hay una relación directa entre los consumos de libros y las diferentes expresiones artísticas, y la enseñanza en las aulas.
Beatriz Actis pone el acento en que el no acceso a la literatura de ficción por parte de quienes enseñan es parte de un problema mayor de apropiación de los bienes culturales en general, que abarca además a otras expresiones como el cine o el teatro.
De todas maneras, la escritora santafesina está convencida de que para elegir con criterio pedagógico cualquier material de lectura que luego llegue a los chicos y jóvenes, los docentes primero deben apropiarse y disfrutar de estos bienes como personas individuales.
29-12-07 | Marcela Isaias / La Capital
www.lacapital.com.ar/contenidos/2007/12/29/noticia_0106.html
Un supervisor ya retirado siempre cuenta que cuando recorría las escuelas le gustaba conversar con las maestras y en ese diálogo preguntarles qué habían leído en el último tiempo. La respuesta más habitual se refería a nombres de libros relacionados con la profesión.
En realidad, la anécdota sirve para reflejar la afirmación desprendida de un estudio del sociólogo Emilio Tenti Fanfani y divulgado en su libro "La condición docente" (Siglo XXI) que revela que "los educadores que leen en forma habitual literatura de ficción en la Argentina no superan el 20 %".
El dato no es para pasarlo por alto, porque como bien dice Tenti "la lectura es una forma tradicional de acceso a determinadas formas de cultura" y "la profesión docente se nutre de distintas fuentes y tipos de conocimientos".
Y aunque esto es conocido entre los maestros y profesores, quizás por la vocación, quizás por mostrar preocupación por la formación o bien por no animarse al disfrute personal y anteponer un fin utilitario a la lectura, el género preferido de los docentes es el de pedagogía y educación, en especial en los maestros de escuela primaria y los más jóvenes.
En el mismo estudio del educador argentino, difundido el año pasado, un capítulo se destina a analizar los consumos culturales de los docentes; allí se indica que luego de los textos relacionados con la profesión siguen —en menor cuantía— los de ficción y la historia, los libros de autoayuda, las biografías y los ensayos de ciencias sociales.
Si bien el factor económico es decisivo a la hora de comprar libros, el estudio también advierte que "menos de un tercio de los docentes utiliza el servicio de las bibliotecas". Igual la compra de libros depende del nivel socioeconómico de los docentes, aunque este dato —dice el estudio— se asocia con la posibilidad de leer habitualmente literatura de ficción. En tanto que son los menos privilegiados en materia de ingresos los que utilizan más las bibliotecas.
Interés profesional
Según Tenti, la inclinación de los docentes hacia los libros de didáctica y pedagogía puede ser vista como una ventaja en la medida en que es un indicador del interés por su mejoramiento profesional. Sin embargo, "también delata un desinterés por las actividades más directamente asociadas con lo que se entiende «la cultura» culta, en especial aquella relacionada con las artes clásicas".
Para el sociólogo, es necesario dar un debate acerca de una política cultural para los docentes. En este sentido, hace poco se anunció que el Ministerio de Educación provincial trabaja con el área de Cultura en la confección de una "tarjeta maestro", que facilite a los docentes el acceso al cine, a las nuevas tecnologías y a la compra de libros.
Primero lo personal
La escritora santafesina Beatriz Actis es una especialista en la formación de los educadores, en particular en lo relativo a las cuestiones lectoras, tema sobre el cual ha publicado varios libros y artículos. Afirma que la no lectura de los docentes "marca la tendencia general que se da en la sociedad".
También coincide en que cuando leen "lo hacen con un criterio funcional, por eso la respuesta más habitual es «para el aula»". Por lo general la respuesta evidencia más una elección relacionada con el trabajo o la aplicación inmediata que con el disfrute personal que habilitan las buenas piezas literarias.
El problema —advierte Actis— es que si el maestro o profesor no se forma como lector seguro tendrá menos criterios de selección de buenos libros para sus alumnos; es decir, no podrá hacer correctamente la transferencia por no ser lector. Como lo advierte la frase tan escuchada de que "no se puede transmitir el disfrute por un libro si no se lo leyó".
Sobre este aspecto, hay acuerdos en los especialistas en que la cultura escolar es heredera de la cultura letrada, por lo que hay una relación directa entre los consumos de libros y las diferentes expresiones artísticas, y la enseñanza en las aulas.
Beatriz Actis pone el acento en que el no acceso a la literatura de ficción por parte de quienes enseñan es parte de un problema mayor de apropiación de los bienes culturales en general, que abarca además a otras expresiones como el cine o el teatro.
De todas maneras, la escritora santafesina está convencida de que para elegir con criterio pedagógico cualquier material de lectura que luego llegue a los chicos y jóvenes, los docentes primero deben apropiarse y disfrutar de estos bienes como personas individuales.
29-12-07 | Marcela Isaias / La Capital
www.lacapital.com.ar/contenidos/2007/12/29/noticia_0106.html